Profesor Fundador de la Escuela Bioteral España
El ictus, o accidente cerebrovascular (ACV), es una de las principales causas de discapacidad neurológica en adultos. Ocurre cuando el flujo sanguíneo al cerebro se interrumpe de forma brusca, ya sea por la obstrucción de una arteria (isquémico) o por la rotura de un vaso sanguíneo (hemorrágico). Esto provoca daño neuronal y secuelas que afectan al movimiento, la sensibilidad, la cognición y, a menudo, al lenguaje.
Según la OMS, las enfermedades cerebrovasculares son la tercera causa de mortalidad en adultos y la primera entre mujeres en España. Aproximadamente la mitad de los afectados no se recupera completamente, quedando con discapacidad neurológica permanente. Además, el ictus es la principal causa de incapacidad física e intelectual y la segunda de demencia tras el Alzheimer.
La rehabilitación debe comenzar una vez que el paciente se estabiliza, buscando recuperar funciones alteradas o compensarlas. Su objetivo es minimizar secuelas, mejorar la autonomía y facilitar la reincorporación social.
El progreso es mayor durante los tres primeros meses y se mantiene hasta el año. A partir del sexto mes, el cuadro suele estabilizarse, aunque algunas funciones, como el lenguaje o el equilibrio, pueden seguir mejorando.
El riesgo de recurrencia es elevado al inicio, y factores como hipertensión, diabetes, tabaquismo o fibrilación auricular incrementan la incidencia. Aunque los avances médicos han mejorado la supervivencia, muchos pacientes requieren tratamientos prolongados y personalizados.
La afasia motora dificulta la expresión verbal tras un ictus. Se produce por lesión en el área de Broca, responsable de planificar los movimientos del habla y organizar la estructura del discurso. La comprensión suele mantenerse, pero hablar se vuelve complicado.
Esta área forma parte de una red que incluye:
La lesión interrumpe la sincronía entre pensamiento y acción, generando un habla entrecortada, con pausas, errores gramaticales y dificultades para encontrar palabras.
Síntomas frecuentes
El diagnóstico combina evaluación neurológica y del lenguaje (BDAE o WAB), estudios de neuroimagen (TAC o resonancia) y valoraciones funcionales.
La recuperación requiere un enfoque multidisciplinar:
La rehabilitación es prolongada y requiere constancia y supervisión profesional. Por ello, muchos pacientes combinan estas terapias con acupuntura, que ha demostrado ser segura y eficaz.
Un estudio publicado en JAMA Network Open evaluó la eficacia de la acupuntura en afasia motora tras un ictus. Fue un ensayo clínico multicéntrico, simple ciego y aleatorizado, con seguimiento de seis meses.
Los pacientes tratados con acupuntura mostraron mejora significativa del lenguaje y mayor calidad de vida respecto al grupo control. Además, otros estudios señalan que la acupuntura puede reducir inflamación y mejorar la respuesta inmunitaria, favoreciendo la recuperación funcional.
La acupuntura es un complemento eficaz en el tratamiento de la afasia motora post-ictus. Combinada con terapia del lenguaje y rehabilitación neurológica, favorece la plasticidad cerebral, mejora la expresión verbal y contribuye a una mejor calidad de vida, todo ello sin efectos adversos. Su inclusión dentro de un enfoque multidisciplinar potencia los resultados y apoya la recuperación de manera segura y sostenible.